Estambul 2022
por Paco Chiclana
A finales de febrero nos regalamos un viaje a Estambul, ciudad deslumbrante con un encanto intemporal que nos hizo disfrutar a lo grande por sus maravillosos contrastes. Antiguamente conocida como Bizancio y Constantinopla, es una histórica ciudad ubicada entre el mar de Mármara y el Mar Negro.
Fue una mini escapada familiar, no estrictamente pajarera, pero válida para observar algunas de las joyas aladas de este bello lugar transcontinental situado entre Europa y Asia. Además, permitió adentrarse en su riqueza cultural, saborear sus sabrosos kebaks y recorrer el impresionante y espectacular estrecho del Bósforo.
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Santa Sofía es el símbolo de Estambul y una de las imágenes más conocidas de la metrópolis turca |
En el arbolado frente a la puerta de de Santa Sofía se dejó ver cotorra alejandrina y tórtola senegalesa, además de las abundantes y omnipresentes cornejas cenicientas.
Paseando por Sultanahmet, donde está situada Sata Sofía, también encontramos otras atracciones de indudable interés como la Mezquita Azul, con sus seis minaretes, y el Palacio de Topkapi.
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Miná común en los jardines del Palacio de Topkapi |
Y callejear al lado del Cuerno de Oro, histórico estuario que dividía a la ciudad otomana, nos dejó gratísimas sorpresas como observar a miles de gaviotas reidoras deambulando a lo largo del brazo de mar, y disfrutar de un cormorán pigmeo junto a un grande que, aparte de ofrecer una bonita comparativa, me hizo mucha ilusión al hacer muchos años que no lo veía.
Y acabar el gustoso recorrido junto al Puente de Gálata y gozar del ajetreo de la ciudad, del bullicio gaviotero, de varios cormoranes moñudos dedicándose a la pesca y de varios delfines mulares tras los barcos, fue quizás lo más gratificante de la visita.
Eminönü nos dirigiremos al muelle donde nos espera nuestro crucero por el Bósforo